Sin duda alguna la fuerza de atracción de la Luna, más la del Sol, sobre
la superficie de la Tierra en determinados momentos ejerce un elevado poder de
atracción sobre todo líquido que se encuentra en la superficie terrestre, con
amplitudes muy diversas según sea la naturaleza, el estado físico y la
plasticidad de la sustancia sobre las que actúan estas fuerzas.
Así en determinadas posiciones de laguna el agua de los océanos asciende hasta alcanzar una altura máxima, para descender a continuación hasta un nivel mínimo, manteniéndose regular y sucesivamente esta oscilación. También se ha comprobado que este fenómeno se hace sentir en la savia de las plantas, iniciándose el proceso de su influencia desde la parte más elevada para ir descendiendo gradualmente a lo largo de todo el tallo, hasta llegar al sistema radical. Este fenómeno se observa con menor intensidad cuando está relacionado con plantas de elevado porte y recios troncos, provistos de numerosos canales de irrigación entrelazados entre sí; o en plantas de escasa altura donde es muy corta la distancia entre la capa vegetal y la raíz, pero se manifiesta muy claramente en aquellos vegetales de tallo elevado, con escasos canales para la circulación de la savia y escasa comunicación entre ellos.
Así en determinadas posiciones de laguna el agua de los océanos asciende hasta alcanzar una altura máxima, para descender a continuación hasta un nivel mínimo, manteniéndose regular y sucesivamente esta oscilación. También se ha comprobado que este fenómeno se hace sentir en la savia de las plantas, iniciándose el proceso de su influencia desde la parte más elevada para ir descendiendo gradualmente a lo largo de todo el tallo, hasta llegar al sistema radical. Este fenómeno se observa con menor intensidad cuando está relacionado con plantas de elevado porte y recios troncos, provistos de numerosos canales de irrigación entrelazados entre sí; o en plantas de escasa altura donde es muy corta la distancia entre la capa vegetal y la raíz, pero se manifiesta muy claramente en aquellos vegetales de tallo elevado, con escasos canales para la circulación de la savia y escasa comunicación entre ellos.
El influjo lunar beneficia el desarrollo y el crecimiento de forma muy acusada
en muchas plantas, entre las cuales se destacan las trepadoras, buganvillas o
veraneras, rosales, leguminosas, glicinas, etc. Por otro lado, también se ha
comprobado que en algunos vegetales la floración sigue el ritmo del flujo y el
reflujo de las mareas y ciertos árboles que se cultivan para la obtención de
jugos azucarados también siguen el ritmo de las mismas, siendo abundante
mientras se produce el flujo y haciéndose más escaso en el reflujo de la marea.
Botánicos japoneses, filipinos, ingleses y malayos, que durante décadas
han estudiado detalladamente los fenómenos que se producen en el crecimiento de
ciertos tipos de bambú, han comprobado que algunas de estas especies del
sudeste asiático llegan a crecer entre 50 y 60 centímetros diarios; por
ejemplo, en cierta ocasión un científico cronometró el crecimiento de 1.24
metros del bambú madame japonés en 24 horas. La acción de la Luna, o más
concretamente como ellos lo afirman, la acción de las mareas, se manifiesta en
forma muy visible, dado que el crecimiento es mucho más rápido durante el flujo
y experimenta un retraso durante el reflujo. La causa se debe a la atracción
lunar, que establece un ritmo de presión y de presión de la savia de estos
vegetales.
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no lo puedo descargar y esa informacion es muy importante
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